Escultura «Evaristo San Miguel»

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Descripción

Emplazamiento: Plaza de Evaristo San Miguel

Material: Bronce

Medidas: Menor que el natural

Inauguración: 18 de diciembre de 1922

Otros datos:

Texto en la columna: «Gijón a su ilustre hijo Don Evaristo San Miguel»

La fundición del busto se llevó a cabo en los talleres de la asturiana Fábrica de Trubia

Militar, político y escritor nacido en Gijón el 26 de octubre de 1785. Atraído por la carrera de las armas, en 1805 ingresó de cadete en el primer Batallón de Voluntarios de Aragón, ascendiendo dos años más tarde a subteniente en el Batallón de Voluntarios del Estado. Al iniciarse la guerra de la Independencia se encontraba en Madrid y de allí se escapó para luchar contra los invasores franceses, distinguiéndose en la acción de Cabezón de la Sal y, más tarde, ya como capitán, interviniendo en las acciones de San Vicente de la Barquera, Pasajes y Peña del Castillo (1809).

En este último combate cayó prisionero de los franceses, siendo trasladado a Francia, de donde intentó fugarse a España, siendo de nuevo detenido por los gendarmes cuando intentaba cruzar la frontera. Con la paz (1814) regresó, como tantos otros compañeros de cautiverio, a España. La prisión en Francia le puso en contacto directo con las ideas liberales, ideas que, por otra parte, habían prendido en ciertos grupos del ejército español más rápidamente que en el pueblo, así como en las sociedades masónicas, refugio de conspiración liberal.

La reacción fernandina de 1814 no perjudicó, sin embargo, a San Miguel en su carrera y, en 1819, es ascendido a segundo comandante, siendo destinado al ejército expedicionario que, con la misión de sofocar las rebeliones de Ultramar, se hallaba acantonado en Cabezas de San Juan, uniéndose a los que conspiraban contra el absolutismo.

Caído en poder de la policía fernandina y preso en el Palmar del Puerto de Santa María, fue enviado al castillo de San Sebastián de Cádiz, donde halló amigos cómplices y logró evadirse, marchando a la Isla de León. Llegado a ésta fue nombrado segundo jefe de estado mayor del ejército sublevado al mando de Riego el I de enero de 1820, y secretario de la Junta que dirigió el movimiento, siendo autor del Himno de Riego, cuya música fue compuesta por Salvador Gomis. Con motivo de estos acontecimientos fue ascendido el 9 de enero a coronel.

La sucinta relación de estos hechos fue objeto de una de sus primeras obras históricas: Memoria sobre lo acaecido en la columna móvil al mando... de D. Rafael de Riego (Barcelona 1820). A partir de este momento comienza su activa participación en la vida política de su tiempo. que llegará a ser decisiva durante el trienio constitucional. Fundó en Madrid el periódico El espectador, en el que expuso sus ideas liberales, y a partir d 1821 pasó al primer plano de la política al defenderlas con las armas en la mano. Desde principios de 1821 se había ido polarizando la situación política, bajo la presión extrema de los realistas apoyados por las intrigas de Fernando VII y por los liberales exaltados, que situaban a los gobiernos moderados doceañistas en situación comprometida.

Las intrigas del rey culminaron en las llamadas Jornadas de Julio. La Guardia Real se indisciplinó y cuatro batallones se dirigieron de Madrid a El Pardo. donde otros dos batallones dejaron el palacio incomunicado con la ciudad. El 7 de julio los batallones de El Pardo marcharon sobre Madrid. El intento de contrarrevolución fue abortado en la calle por la milicia nacional, mandada por Evaristo San Miguel. Esta actitud decidida en defensa de la libertad provocó la caída de los moderados doceañistas.

El 7 de agosto de 1822, el gobierno estaba en manos de los grupos que hicieron la revolución de 1820, y San Miguel fue elevado a la presidencia del Consejo de Ministros y al Ministerio de Estado, formando el gobierno denominado de los «siete patriotas», con la particularidad de que todos sus componentes eran destacados masones. La tarea de este gobierno fue dificil: especie de dictadura de la izquierda militar tuvo en su contra la oposicion de los liberales moderados y el radicalismo de los exaltados comuneros de Romero Alpuente, que si bien se habían solidarizado en principio con el gobierno San Miguel, a la par que los realistas van ganando terreno en algunas zonas campesinas del país van mostrando su desilusión. pues, según manifestaban, «ninguno de los señores ministros actuales ha respondido a las grandes esperanzas que inspiraron sus nombres y su vida pública».

Pero poco tiempo le quedaba de actuación al gobierno San Miguel. La España liberal era inconcebible para la Europa de la Restauración y las potencias del Congreso de Verona acordaron una cruzada realista que se plasmó en la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis. Autorizado el gobierno a trasladar la residencia de la Corte ante la amenaza de la invasión a Andalucía, San Miguel fue exonerado, pero el rey se vio obligado. por los motines de la Regencia, a nombrarlo de nuevo (19 de febrero de 1823). Al ser invadida España por los franceses el 7 de abril, San Miguel se opuso a los invasores y protestó desde el Ministerio de Estado con singular energía. Desoído, empuñó las armas, y en Cataluña luchó como jefe de Estado Mayor en el ejército de Mina, hasta caer gravisimamente herido el día 8 de octubre de 1823.

Al cabo de dos meses de hospitalización en Zaragoza fue de nuevo trasladado a Francia como prisionero. Al obtener la libertad unos meses después, como en España reinaba el absolutismo, se embarcó para Inglaterra, donde, exiliado, vivio hasta la muerte de Fernando VII. Durante este periodo de su vida no permaneció inactivo: para ganarse la vida en circunstancias tan adversas fundó una imprenta en 28 Drummont Crescent. Somerstown (1826), que no debió prosperar dedicando también sus ocios de emigrado a escribir diversos artículos en la prensa exiliada y sus Elementos del arte de la guerra (Londres 1826, 2 vols.), considerado como el primer tratado militar propiamente dicho que aparece en esa época. San Miguel siguió dando más tarde en España pruebas de su vocación profesional con otras publicaciones y su Revista Militar.

No abandonó en el exilio su actividad política en pro de la libertad y, según Morayta, entre los diversos grupos casi irreconciliables de exiliados formó con los llamados republicanos junto con López Baños, Alcalá Galiano, etc. Fue, en 1830, miembro de la junta dirigida por Torrijos para realizar un alzamiento liberal en España y, mejoradas las condiciones políticas en Francia para los liberales con Ia monarquía de Luis Felipe, tomó parte, partiendo de Francia, con Mina, en una tentativa de tipo liberal que no prosperó. Fracasada esta intentona, no regresó San Miguel a España hasta la amnistía de 1834, muerto ya Fernando VII.

Fue entonces cuando siguiendo sus aficiones periodísticas fundó El Mensajero de las Cortes y, repuesto en su empleo de coronel, se incorporó al Ejército del Norte para luchar contra los carlistas en la primera guerra civil, distinguiéndose en los combates de Mendigorría y Los Arcos, siendo la toma de Cantavieja uno de sus éxitos militares más brillantes. Jefe de Estado Mayor en aquella guerra carlista ascendió a brigadier, y en 1836 fue nombrado comandante general de la provincia de Huesca y luego capitán general de Aragón, desde cuyo puesto persiguió sin descanso a las facciones. Por último, fue general en jefe de los ejércitos del Centro, y después del Norte.

Diputado a Cortes por Oviedo en la legislatura de 1836-1837, lo fue por Zaragoza desde el año 1838-1842, y por Madrid desde 1844-1850. volviendo a serlo por Oviedo, y simultáneamente por Madrid, en la legislatura de 1854-1856. De nuevo fue ministro durante el mes de setiembre de 1837, desempeñando la cartera de Guerra; separado del Gobierno, volvió en 1841-1842 al mismo Ministerio bajo la Regencia de Espartero.

Era, pues, ministro cuando los acontecimientos de octubre del 41, en que se levantaron generales y moderados en el Norte, en Bilbao, Zaragoza y también en Madrid. Bajo sus sucesivos ministerios fue disuelta la Guardia Real, formado el Cuerpo de Estado Mayor y creado el Colegio General Militar. Capitán general de las provincias Vascongadas en 1842, al siguiente año pasó a director general de Estado Mayor y capitán general de Castilla la Nueva. En este año de 1843, las coaliciones entre progresistas y moderados contra Espartero y el pronunciamiento de este año que terminó con la victoria de Narváez sobre Espartero, le sorprendieron como capitán general de Madrid, debiendo alejarse en parte de la actividad política y dedicándose a la literaria en este período de hegemonía moderada (1843-1854).

De nuevo intervino en los acontecimientos revolucionarios de 1854, año en el que se produce el pronunciamiento de generales conservadores apoyados por políticos civiles, acompañado de una revuelta popular. Dirigió en esta ocasión el pronunciamiento O´Donnell. Cuando los soldados que sostenían el despotismo del Conde de San Luis contra el pueblo que aclamaba a O´Donnell, y sobre todo a Espartero, «cuando la metralla llenaba las calles y la sangre corria, y el fragor del combate tenía aterrado a Madrid, él (San Miguel) se presentó como ángel de paz entre los dos bandos, y enmudeció el cañón y calló la fusilería [...]. Se abrían los balcones y la gente gritaba saludando al viejo general: ¡viva San Miguel!». Levantadas el 17 de julio Barcelona, Valencia, San Sebastián y Valladolid, a San Luis le sucedió el Duque de Rivas y aquél fue encargado provisionalmente del poder.

Bajo su presidencia, los revolucionarios crearon una Junta para obligar a la corte a pactar y para contener una revolución que, según palabras del mismo San Miguel, amenazaba con «ruinas, sangre y anarquía». La Junta absorbió a la popular de los barrios de Madrid y dio a la Reina una posibilidad de salvar la dinastía, destituyendo al Gobierno que la habia defendido. El 27 de julio, Isabel II volvió a recurrir a Espartero y el viejo progresista San Miguel, después de desempeñar en 1854 la cartera de Guerra, volvió a la capitanía general de Castilla la Nueva, alcanzando entonces el empleo de capitán general del Ejército.

En 1855 pasó a mandar el cuerpo de Alabarderos destino que conservó hasta su muerte, ocurrida el 29 de mayo de 1862. Estaba en posesión de las Grandes Cruces de San Hermenegildo, San Fernando y Carlos III. Cuando la revolución de 1854 hizo peligrar el trono, San Miguel, como se vio, defendió la permanencia de Isabel II y ésta como premio, le otorgó el título de duque de San Miguel con Grandeza de España de primera clase. Desde 1852 fue individuo de número de la Real Academia de la Historia y presidente de la misma desde el 7 de diciembre de 1855 hasta su muerte. Autor de diversas obras de carácter histórico y militar, entre ellas, aparte de las ya reseñadas, cabe destacar Historia de Felipe II y Vida de Don Agustín Argüelles.

Concejo de Gijón

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Comarca de Gijón

Prehistórico y romano, revolucionario, urbano, minero, metalúrgico, vanguardista, marinero, cosmopolita y festivo, culto y hospitalario, y también rural. Así es el concejo de Gijón.

La comarca está conformada por uno o varios concejos (municipios). En este caso: Gijón. Los concejos representan las divisiones administrativas dentro de la comarca y son responsables de la gestión de los asuntos locales en cada municipio.

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«Parque Natural de Redes: Situado en el macizo central asturiano, este parque es famoso por sus montañas escarpadas, valles profundos y hermosos bosques de hayas y robles. Es hogar de especies emblemáticas como el rebeco y el lobo ibérico.»

Resumen

Clasificación: Patrimonio cultural

Clase: Esculturas

Tipo: Esculturas

Comunidad autónoma: Principado de Asturias

Provincia: Asturias

Municipio: Gijón

Parroquia: Xixón

Entidad: Gijón

Zona: Centro de Asturias

Situación: Costa de Asturias

Comarca: Comarca de Gijón

Dirección: Plaza Evaristo San Miguel

Código postal: 33002

Web del municipio: Gijón

E-mail: Oficina de turismo

E-mail: Ayuntamiento de Gijón

Dirección

Dirección postal: 33002 › Plaza Evaristo San Miguel • Gijón › Xixón › Gijón › Asturias.
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